Quisiera bañarme contigo
en un manantial de agua tibia.
Y que esta tome tu aroma
y pétalos de flores sin nombre
jueguen a las escondidas
entre tu oscura cabellera.
Me perdería en la luz de la luna
que, cual relámpagos, veré trazar
caminos plateados sobre tu pecho;
escurriendo como lava mansa.
En un simple suspiro
rugiría, yo, más fuerte
que todas las urbes del mundo;
delatándome indefenso
en medio del arrobo.
Indefenso, en tus brazos cálidos.
Estrella de la Tarde por Vasily A. Kotarbinsky |
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