Aquí en el trópico una mariposa se agita;
ya en Japón las aguas en fuga; volverán.
Aquí en el trópico tú y yo; el suspiro;
ya en Japón el cerezo en flor, porque te amo.
Porque es más que sólo aire lo que inunda mis pulmones
justo antes del suspiro, cuando es por ella. ¡Mucho más!...
El solo aire se vuelve exiguo. Se cuela quizá, por una rendija,
al junto, al espacio en nuestros corazones, consagrado entero
el del uno para el cobijo del otro.