tan vasto como joven
de turbias profundidades
nace el río y su energía.
Al río que abruma
nada lo aguanta en su cauce
corceles cargan cuesta arriba
contra la norma.
Ni el más holgado de los vados
ni la más densa de las presas
tampoco las nubes en fuga
mermarán jamás su ímpetu.
Y es que este río no es uno cualquiera
el suyo es singular caudal
y no depende más que de aquel
el mar infinito que le dio vida.
E incólume así va
sajando inmortal la bruma
coreando en su paso al follaje
clama irrefrenable destino.
Sabe y se entusiasma
está tornando al lugar
aquella paz en la oquedad
el corazón de la montaña.
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| Grabado e impresión por Kôji Terunuma |
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